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Ancestralidad en Puracé, una apuesta por el turismo indígena

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Por: Valentina Londoño y María Alejandra Ñañez

En el corazón del macizo colombiano, la cultura prehispánica mantiene su esencia en un territorio ancestral, el Resguardo Indígena de Puracé ubicado en el Pueblo Kokonuko, una comunidad con una cosmovisión de tres mundos que se conectan en el aire, el agua, el fuego y el cosmos para construir una amalgama de naturaleza y ancestralidad.

Con base en esta riqueza cultural prehispánica y ancestral, el Cabildo Indígena de Puracé, el Programa Páramos y Bosques de Usaid, y la Escuela de Turismo de la UAO, han trabajado en la construcción participativa del ‘Plan de desarrollo turístico para el Resguardo Indígena de Puracé’, con el fin de consolidar el turismo de naturaleza y salvaguardar el patrimonio cultural local, fortaleciendo la identidad y generando mayores niveles de gobernanza y beneficio para la comunidad local a través de buenas prácticas de turismo indígena.

“Es el arraigo cultural el que motiva a tener la identidad como indígena, sin desconocer que hay causas externas que debilitan esto.

El Cabildo promueve que se rescate y se mantenga la identidad cultural;
igualmente, hay estrategias del nivel regional como pueblos indígenas que impulsan y apoyan la cultura. Ahora los jóvenes fomentan las raíces para que se mantengan”, asegura uno de los Mayores de la comunidad indígena de Puracé.

Desde la perspectiva del turismo indígena, los saberes y prácticas ancestrales del Pueblo Kokonuko de Puracé contribuyen a la protección de la naturaleza y la cultura. Su cosmovisión ordena el territorio manteniendo el equilibrio necesario para la vida, determinando prácticas agrícolas y alimentarias y un vasto conocimiento sobre el uso de plantas medicinales, entre otros aspectos. Además, de un legado importante de expresiones artísticas, se arraiga, se fundamenta y se plasma en la tradición oral, los rituales de los médicos tradicionales y otras manifestaciones del patrimonio inmaterial, resaltando una tradición que se transmite de generación en generación, la chirimía indígena.

“Es necesario aclarar que el territorio no es solamente una porción de tierra con unas características biofísicas determinadas, sino que es un espacio construido socialmente; por lo tanto, hablamos de la importancia de la cultura para los grupos humanos que lo habitan. Esto es especialmente cierto en el caso del Pueblo Kokonuko pues es precisamente el territorio el que permite el anclaje del pensamiento indígena”, sostiene Adriana Londoño, gestora cultural de la Escuela de Turismo de la Universidad Autónoma de Occidente.

Desde el Plan de Desarrollo Turístico se espera lograr generar un espacio de valoración del patrimonio cultural y de respeto por el pueblo indígena, el cual no ha sido considerado como un atractivo como en las apuestas del etnoturismo creado por el hombre occidental, sino como una comunidad anfitriona que promueve y lidera desde su empoderamiento, crecimiento endógeno e identidad, un verdadero intercambio cultural con el visitante.

Así, se apunta al desarrollo de un producto de turismo indígena que bajo ninguna circunstancia mercantiliza ni folcloriza el territorio ancestral y a la cultura local.

Es por lo anterior que el turismo puede convertirse en una herramienta para preservar los saberes de esta comunidad, tal y como lo proponen la Organización Mundial del Turismo y la Alianza Mundial de Turismo Indígena, Winta, donde el turismo indígena debe ser una apuesta de empoderamiento con experiencias respetuosas y que sean las propias comunidades indígenas las que lleven el liderazgo del proceso de turismo.

“El territorio tiene un potencial natural, ambiental, desde el turismo podemos contribuir a conservar parte de la herencia cultural de los mayores, a través de la gestión y el conocimiento se puede ayudar a la comunidad, buscando las maneras y mecanismos para hacer del turismo no solo un potencializador económico sino cultural, protegiendo el territorio; como jóvenes, esperamos siempre aportar al bienestar de la comunidad y el progreso del resguardo y la gente”, aseguran Migdalia Pizo y Danilo Bolaños, miembros del Comité de Turismo del Cabildo Indígena de Puracé.

Puracé

En el territorio de Puracé, las principales rutas de turismo de naturaleza incluyen elementos culturales únicos como el ascenso al volcán o padre mayor, el avistamiento del cóndor andino como mensajero del sol y la visita a la mina de azufre como la expresión del mundo ancestral de abajo, sitios sagrados o zonas en las que confluyen el patrimonio intangible, material y natural, áreas con significado espiritual o histórico que son soporte de conocimiento ancestral, rutas mágicas y misteriosas diseñadas y operadas por la comunidad indígena de Puracé.

Estas se recorren con respeto y en ‘Katamaku’, que significa hacer silencio, y son un alimento para el espíritu y experiencias auténticas de turismo indígena.

“Pocos son los atractivos turísticos y activos naturales del Resguardo Indígena de Puracé que no están cargados de significado; es decir que no están permeados por la cultura. Y no me estoy refiriendo al significado de un atractivo turístico en tanto grado de reconocimiento a nivel local, regional, nacional o internacional; hablo de “significado” como una representación construida por medio de signos y símbolos que favorece la elaboración de sentido por parte de la comunidad”, concluyó Londoño.

Puracé

Te invitamos a recorrer Puracé, en el siguiente video

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